Por Pedro Salas @peposalas.- Si alguien nos pidiese una definición sobre el fútbol podríamos ensayar varias. Los amantes del juego limpio y el amateurismo dirían que es un deporte. Los lúdicos, tácticos y estrategas arriesgarían que se trata de un juego. Otros, los que viven de él dirán que es un negocio.
Algunos románticos como yo sabemos que es un negocio. Sin embargo intentamos ver lo épico, la epopeya. Las estrategias y las tácticas nos dieron razones para creer que en este juego no siempre gana aquél de mayores recursos técnicos y económicos. La epopeya del pirata cordobés y la caída del imperio riverplantese nos emocionaron.
Hoy ya no me puedo hacer más el zonzo, siempre supe que había entre las manos de los dirigentes: poder, dinero y negocios. Lamentablemente cayó el velo y ahora ya no puedo ver el fútbol como una épica sino como un negociado a partir de las pasiones de los hinchas.
El fútbol es un fenómeno de masas. Yo podré dejar de ir a la cancha. Otros seguirán yendo aunque la entrada salga muchísimo más que ahora y aunque vacíen los clubes. Esta decisión de la AFA no solo atentó contra aquellos clubes que hicieron bien las cosas, sino también con aquellos que teníamos que queríamos creer.
Nunca creí pero quería creer. Quería creer que ser romántico todavía era posible… ya no.