Uno es vendedor ambulanteindocumentado y el otro estrella del fútbol. Sin embargo, no están tan lejosel uno del otro.Pamplona, Barakaldo, Euskal Herria, África, colores de piel, y muchas personas que se articulan alrededor del gusto por el fútbol. Uno en SanMamésesuno de los favoritos; el otro, querido y respetado por los vecinos de la Txantrea, donde todo el barrio le arropa como si fuera parte de todas sus cuadrilla, más ahora que corre el riesgo de ser deportado.
Desde estas semejanzas se genera esta conversación solidaria, entre Iñaki Williams y Cheikhouna. Porque, si alguien en la plantilla del Athletic sabe lo que es vivir en sus propias carnes las dificultades de dejar tu país de orígen e irte lejos en busca de un futuro mejor, ese es Iñaki. Sus padres exiliados de Liberia a Ghana por la guerra, se conocieron en un campo de refugiados. Desde allí huyeron a Europa hace dos décadas cuándo llegaron a Barakaldo.
Pese a que cada historia es diferente, la de Cheikhouna Dieng no le anda lejos. Marchó de Senegal en una patera y se situó en el barrio obrero iruindarra (pamplónica) de la Txantrea, dónde sobrevivía vendiendo ropa por los bares, hasta que la policía le detuvo por no tener papeles. Sobre él pesa una órden de expulsión y su barrio le apoya incondicionalmente. Han hecho, entre otras cosas, una concentración frente al juzgado para mostrarle su apoyo, donde fue acompañado por más de mil personas.
La primera jornada de Liga del Estado español deparó un suceso lamentable. En el Estadio “El Molinón”, se enfrentaban el Sporting de Gijón y el Athletic Club, que culminó con un triunfo por la mínima (2-1) para el conjunto local.
Durante el partido, desde el sector de la grada donde se sitúan los seguidores más radicales del Sporting, los Ultra Boys, declarados publicamente como ultraderechistas, se escucharon sonidos de mono, en clara alusión a la piel negra de Iñaki Williams, delantero del Athletic. Como la impresentable actitud de dichos energúmenos no cesaba, el arbitro Clos Gómez optó por detener el encuentro por unos instantes. El árbitro aragonés acudió a la banda para hablar con el delegado de campo del Sporting.
Instantes después, por la megafonía de El Molinón se anunció: “Se ruega a los espectadores que no realicen gritos racistas ni xenófobos”.