Por: Orgullo Punk & Skin.- Ucrania está sumergida en una guerra civil después de que el pasado mes de abril, regiones como Crimea o Donetsk manifestaran su desacuerdo con el nuevo gobierno de extrema derecha del país y decidieran declarar su independencia o anexionarse a la vecina Rusia. Desde entonces, los violentos encuentros entre milicias populares antifascistas (mal llamadas pro-rusas) y el ejército ucraniano junto a brigadas neonazis es casi algo habitual en las regiones del sudeste del país.
Pero la situación es más delicada en Odessa, donde juega el equipo de futbol “Chernomorets Odessa “. El pasado mes de mayo, 46 personas fueron asesinadas después de que ultranacionalistas ucranianos, en concreto el sector de extrema derecha, incendiaran con explosivos y bombas molotov la Casa de los Sindicatos de esta localidad durante una campaña de terror contra los partidarios de la federalización del país.
La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía. Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad. Eduardo Galeano