La IFA y la FAI, un poco de historia: Desde hace tiempo que en el Norte de Irlanda se viene dando un caso cuanto menos curioso que afecta al fútbol internacional y que es un gran reflejo de la división socio-política que todavía existe en este territorio. Básicamente la problemática del fútbol en el Norte proviene del hecho de que, a diferencia de otros deportes como el rugby, el cricket o los deportes de la GAA, existen dos asociaciones de fútbol en la isla: la IFA (Irish Football Association), que es la asociación original que representaba a Irlanda en tiempos de dominio británico desde 1880 –de hecho, es la cuarta asociación de fútbol más antigua del mundo, tras la inglesa, la escocesa y la galesa– y la FAI (Football Association of Ireland), creada en 1921 cuando nació el Estado Libre Irlandés.
Es un hecho objetivo que el fútbol estatal fue dominado por el Athletic Club de Bilbao a comienzos del Siglo XX, no sólo desde el punto de vista meramente deportivo: 4 campeonatos de liga logrados de ocho posibles (la primera liga fue disputada en la temporada 1928/29) hasta 1936 y 12 Copas del Buey desde su inicio en 1901 hasta el estallido de la Guerra Civil, si no también desde el prisma del juego colectivo que desarrollaba sobre el campo el cuadro athleticzale.
Desde sus comienzos, el Athletic Club estuvo relacionado con el nacionalismo vasco, un dato ilustrativo de este hecho reside en la decisión del club de jugar desde 1919 con jugadores nacidos unicamente en Euskal-Herria o cuando se produjo el levantamiento del Enano en África, donde la directiva de los leones animó vivamente a los jugadores del equipo a formar parte de la Selección de Euzkadi, cuyo objetivo era disputar partidos internacionales para conseguir dinero y suministros para la defensa de la 2ª República Española y para los refugiados vascos.
No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año pueda ir alguien a pasearse por la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad. Ernesto Che Guevara