Por Guillermo Samperio.- Ya ves, el que no se vuelve entrenador, pone su negocio o hace comerciales. No sé si has visto al Reynoso haciendo comerciales para el pan Bimbo, y al Pajarito anunciando relojes contra balonazos durante un supuesto partido de garra. Yo he estado a un lado de la portería y nunca le he mirado ningún reloj, si hasta las rodilleras le molestan. En la actualidad nada más los mamones usan rodilleras y relojes, como Calderón. Yo las llegué a utilizar, pero ya llovió desde entonces, ahora a pura rodilla pelona y nada más, manito. Pero el asunto que me tiene jodido no fue una cosa que se me ocurriera de la noche a la mañana; además, tú sabes bien que los jugadores siempre se han quejado, los de ayer y los de ahora, y siempre es la misma cantaleta; no hay seguridad y todo déjalo a la buena suerte de tus piernas. Otro hecho que me animó a pensar mejor las cosas fue el movimiento sindical del Suterm, que se la está rajando bonito y sabroso. Desde luego que no trato de escamotear mi responsabilidad, ni desmentir lo que dicen los periódicos sobre la propaganda que yo realicé, y esto no lo escamoteo porque creo que nosotros teníamos la razón, ¿verdad? Lo estuve pensando mucho tiempo y hasta me leí un libro de Lenin que habla sobre los sindicatos y lo pinche que son los patrones.
Por @resorte77 para futbolrebelde.org.- El 17 noviembre pasado se cumplió un nuevo aniversario del natalicio de Don Clota, como era conocido Blest en el mundo popular y de los trabajadores. Con motivo de ello queremos, a través de estas líneas, rendir un pequeño homenaje a quien fue un luchador y constructor social en toda su expresión y aprovechar de dar a conocer a las nuevas generaciones quién fue Clotario Blest y su relación con el deporte.
Don Clota nació en Santiago el 17 de noviembre de 1899. Estudió para sacerdote en el Seminario de Santiago, donde su mentor fue el sacerdote jesuita Fernando Vives Solar, quien le hizo comprender la injusticia social y el deber de cada cristiano de entregar a sus semejantes sin esperar nada a cambio. Luego ingresó al seminario de Concepción y posteriormente al de La Serena, pero en esa ciudad optó por abandonar el camino del sacerdocio luego de protagonizar una protesta contra las autoridades del establecimiento. Según sus propias palabras: “Debe haber en mí un rebelde. No acepto fácilmente órdenes con las cuales no estoy de acuerdo”.