El pasado 24 de marzo se cumplieron 38 años del golpe cívico-militar ocurrido en el año 1976 en la hermana República Argentina, donde el dictador de turno fue Jorge Videla. Las dictaduras y el fútbol tienen una relación particularmente cercana, es cosa de recordar la polémica utilización que hizo este mismo dictador del mundial de 1978 jugado en el país trasandino. Esta vez es Edgardo Imas, de Sentimiento Bohemio, pagina dedicada al Club Atlético Atlanta, que nos cuenta más de esta sombría relación entre dictaduras, política y fútbol.
Por Edgardo Imas.- El 25 de octubre de 1979, el diario Crónica informaba que el día anterior el por entonces teniente general y presidente de facto, Jorge Rafael Videla, había recibido en su despacho “a una comitiva del Club Atlético Atlanta, presidida por su titular, doctor Hugo Norberto Masci”. El título de la nota era “Videla y los 75 años de Atlanta”, dado que el 12 de octubre el club había celebrado su 75.º aniversario.
La información sobre lo tratado en la reunión no fue muy amplia. El diario señalaba que “los dirigentes bohemios interiorizaron al presidente de la Nación sobre la labor que viene cumpliendo la progresista entidad de Villa Crespo, quien celebra los 75 años de vida”. Y contaba que “el doctor Masci entregó al teniente general Videla una plaqueta en nombre de la institución y un banderín”.
En 1980, la Subcomisión de Prensa, Propaganda y Relaciones Públicas de Atlanta editó una revista por el 76.° aniversario del club. En la publicación se reseñaron los actos que se habían llevado a cabo doce meses antes con motivo de los festejos por los 75 años de la fundación. Se incluyeron una foto y un breve texto en relación con la reunión que habían mantenido Videla y los dirigentes bohemios.
Presidida por Masci, la comisión directiva del Bohemio en 1979 estaba integrada, en sus lugares más relevantes, por el doctor Antonio Emilio Carbone (vicepresidente primero y asesor adscripto en la Secretaría de Asuntos Legales de la AFA), el doctor Bernardo Mendiuk (vicepresidente segundo) y el señor José Carlos Souto (secretario general). Masci había asumido en 1978 y en 1985 terminaría fundando el Club de Amigos, del cual hoy es su presidente honorario.
El primer vocal titular era el profesor Horacio Carballal, ex subsecretario de Cultura de la Nación durante la dictadura del general Alejandro Lanusse (1971-1973). Vinculado con ámbitos literarios, periodista y conductor de programas de TV, Carballal ya había sido dirigente de Atlanta –vicepresidente segundo– en 1972, mientras ejercía su cargo en el régimen militar, en la comisión directiva presidida por José Davilman y Hugo Pini.
Mientras tuvo lugar esa entrevista entre dirigentes de Atlanta y el dictador Videla, el socio Jorge Daniel “Bolita” Toscano, detenido-desaparecido en enero de 1978, era aún representante titular ante la Asamblea del Club Atlanta, según figura en la Memoria y Balance General, ejercicio Nº 76. Ocupaba el decimocuarto lugar del listado de asambleístas, encabezado por el veterano dirigente Vicente Tassitani y el padre Luis Abraham, “el cura de Atlanta” por esos años. No hay constancia de que durante la audiencia los dirigentes hayan esbozado alguna preocupación por el paradero de quien era alguien muy conocido en el club.
Jorge Toscano era hijo de otros dos socios, Jorge Juan Toscano y Emma Ferrario. Éstos desarrollaron una actividad intensa en el club durante los años sesenta y setenta, participando en subcomisiones y hasta ocupando él un cargo de revisor de cuentas. Toscano hijo había llegado a jugar en la Primera de básquet de Atlanta, luego de haber transitado por todas las divisiones inferiores de esa disciplina en el club. Incluso en 1970 coincidió en el plantel de Cadetes, que dirigía León Najnudel, con Roberto Eduardo Viola (h.), “Robertito”, que paralelamente jugaba al fútbol y con quien se conocía, ya que ambos pasaron gran parte de su infancia y adolescencia en el club. “Robertito” era el hijo de un alto oficial del Ejército, Roberto Eduardo Viola, quien en 1981 sería el dictador que sucedería a Videla en la presidencia de la Nación. En 1971, dejó de integrar los equipos federados de básquet y se decidió por el fútbol: entre 1972 y 1974 jugó doce partidos en la Primera bohemia y luego pasó a Defensores de Belgrano.
Robertito Viola había intercedido por intermedio de su padre por una de las hijas del ex presidente Amadeo Altamura, que había sido secuestrada pero luego fue liberada. Osvaldo Slipak, hijo de Isaac Slipak, secretario general del club hasta 1977, le contó a Sentimiento Bohemio en 2006 que tenía el vago recuerdo de que Viola había dicho que por Toscano él no podía hacer nada.
El circuito del horror
En diciembre de 2010, mientras en Córdoba Videla hacía su alegato final reivindicando su política criminal, en Retiro el Tribunal Oral Federal Nº 2 condenaba a prisión perpetua a varios asesinos responsables de delitos de lesa humanidad en el circuito ABO, integrado por los centros clandestinos de detención El Atlético, El Banco y El Olimpo. Estos campos de reclusión y tortura estaban ubicados en Paseo Colón al 1.200, Puente 12 de la autopista Riccheri y Lacarra y Ramón Falcón, respectivamente.
Se trataba de una causa conexa de la gran megacausa del Primer Cuerpo de Ejército, reabierta en 2003. El juicio, al que la fiscalía elevó a más de 180 casos de víctimas, duró un año y en sus audiencias declararon Nora Bernal, la compañera de Jorge Toscano, y la madre, Emma Ferrario. Ambas ya habían vertido sus testimonios en la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep) hace veinticinco años.
Entre los dieciséis represores condenados están los policías federales Julio Simón, alias “Turco Julián; Samuel Miara, alias “Cobani”; Oscar Rolón, alias “Soler”, y Roberto Rosa, alias “Clavel”. Todos actuaron en los campos de concentración que dependían operacionalmente del I Cuerpo del Ejército y en la práctica conformaron un circuito. “El Atlético”, “El Banco” y “El Olimpo” constituyeron “un mismo centro que mutó de nombre y ubicación, pero no de detenidos, guardias y elementos de suplicio”, escribió el juez Daniel Rafecas, responsable de la instrucción de la megacausa I Cuerpo. Este circuito funcionó hasta fines de 1979, cuando Suárez Mason dejó la jefatura del I Cuerpo.
El 30 de enero de 1978, cerca de la hora 16, Jorge Daniel Toscano fue detenido ilegalmente en Niceto Vega y Bonpland. Se hallaba en ese momento acompañada por su compañera, Nora Bernal; el hijo de ambos, Pablo, de 20 días, y su madre, Emma Ferrario de Toscano.
Los captores le dejaron el bebé a la abuela y se llevaron a la pareja. Bernal fue conducida al centro clandestino de detención denominado “El Banco”, donde fue sometida a tormentos físicos, y liberada el 17 de febrero de 1978.
Fue nuevamente detenida a principios de abril de 1978 y trasladada otra vez a “El Banco”, donde fue torturada y golpeada. Allí presenció cómo le aplicaban tormentos a su pareja, quien luego pasó a “El Olimpo”. Finalmente, fue liberada en junio de 1978. En su domicilio recibió visitas de Toscano, que siempre concurría en condiciones deplorables por las torturas que le infligían y acompañado por un tal “Julián” y otras personas, hasta que dejó de verlo y tener noticias suyas.
Respecto de los tormentos a Jorge Toscano, Nora Bernal declaró a la Justicia: “…es trasladada al quirófano vecino al suyo desde el cual escucha gritar a Jorge. Desde aquí es trasladada a un tercer quirófano en el que ve a Jorge desnudo atado a la ‘parrilla’ con cadenas y bandas de goma abajo, mientras es picaneado por ‘Soler’ (aunque está presente todo el cuerpo de interrogadores). No están interrogándolo sino presionándolo para que colabore o castigándolo por algo.” También mencionó al ya fallecido agente de inteligencia Juan Antonio del Cerro, alias “Colores”, como uno de los que le aplicaron picana a Toscano.
Nora Bernal fue torturada con picana eléctrica y golpeada por “Soler” e interrogada por “Clavel” las dos veces que estuvo en el “El Banco”, además de ultrajada por “Cobani”, a cargo de la guardia. Su hermana, Patricia, también fue secuestrada, torturada y luego liberada.
Pedido de trabajadores a Videla
El 6 de julio de 1979, Diario Popular publicó una extensa entrevista al presidente de Atlanta, Hugo Masci. Al pie de página, a tres breves columnas, con el título “Angustioso pedido de empleados de Atlanta”, se daba cuenta de una carta que trabajadores del club habían dirigido al dictador Videla, con objeto de solicitarle su intervención para modificar la reestructuración del Metropolitano de Primera División dispuesta por la AFA. La misiva estaba firmada por Francisco Miño y Horacio Martín.
Los últimos dos de cada zona debían disputar un cuadrangular, que pasó a la historia como “de la muerte”, ya que sólo un equipo evitaba el descenso a la Primera B, y los otros tres, al haberse decidido que no participaran en el Torneo Nacional, que se jugaba luego del Metro, permanecían siete meses sin competencia.
Los trabajadores argumentaban que esto ponía en peligro su fuente de trabajo por la caída de ingresos de los clubes involucrados. Y solicitaban la intervención directa del dictador para que los clubes que descendieran pudieran recibir una ayuda económica de la AFA, o, por el contrario, que disputaran el Nacional.
La conducción de la AFA ya estaba desde el 6 de abril de ese año en manos del eterno Julio Grondona, bendecido para el puesto por el almirante Carlos Lacoste, el dueño de la pelota desde el asalto al poder en 1976. En los siete días que siguieron al golpe, Lacoste había presionado y logrado que todos los miembros del Comité Ejecutivo de la AFA renunciaran a sus puestos, entre ellos José Davilman, entonces presidente de Atlanta.
Como se sabe, ese cuadrangular lo ganó Platense y descendieron Atlanta, Chacarita y Gimnasia La Plata, quienes no disputaron partido oficial alguno entre agosto de 1979 y marzo de 1980. Los dirigentes bohemios decidieron prestar a varios jugadores a clubes del interior que disputaron el Nacional de ese año.