Por futbolrebelde.org.- La camiseta, para quienes estamos en contra del fútbol negocio, es el sagrario de nuestros clubes. Algunos clubes, como la “U” en Chile, aguantaron hasta el año 1990 la nueva tendencia del fútbol negocio de vender y manchar la camiseta con marcas comerciales, algunos clubes con mayor base social y proyecto ligado a las luchas independentistas de sus pueblos, como el Athletic Club y el FC Barcelona lograron sostener la camiseta limpia de publicidad hasta el año 2008 y 2010, respectivamente (*).
Pero al final poco a poco todos fueron sucumbiendo, algunos por real necesidad, otros porque vieron que se estaban perdiendo un gran negocio por el fenomeno de masas que significaban sus clubes. El proceso hasta el día de hoy se ha ido normalizando a tal punto, que los clubes venden sus camisetas a por lo menos 3 o 4 marcas comerciales en los diferentes espacios que la insignia del club -cada vez más pequeña- deja en las tricotas. En este contexto, muchos hinchas asumen un papel de defensores y promotores de lo ajeno con las marcas que auspician a sus clubes, tomando partido en discusiones sobre que marca es mejor, hasta incluso llegar a muchos clubes de barrio y de amigos que mandan a hacer camisetas “auspiciando” a quienes ni siquiera les auspician, sólo porque es “cool” ver marcas en la camiseta. Es la ideología del capitalismo insertada en nuestras mentes por parte del fútbol mercantilizado.
Pero cuando ya todo parecía haberse visto, una nueva arremetida de las empresas y los dueños de clubes nos abofetean con la cruda realidad del vale todo capitalista. El Botafogo de Rio de Janeiro lució en su camiseta -el pasado fin de semana en el clásico carioca contra el Fluminense- ofertas de una conocida multitienda de Brasilnombrando además la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, ofreciendo productos de un cariz claramente sexista. Por ejemplo, se ofrecía un secador al principio del partido en $49 reales ($9.000 apróximadamente), el que fue rebajado en el entretiempo del partido a R$39 ($7.800) por la pagina web de la tienda.
La pregunta que surge es que les pasa a los deportistas cuando son utilizados como verdaderos letreros publicitarios, y que les pasa a los hinchas cuando su camiseta es ultrajada -no por los hinchas del archirrival- sino por los propios dueños o dirigentes del club de sus amores.
(*) El 2006, Barcelona hizo publicidad a UNICEF a cambio de nada, al menos de forma directa, por eso no lo contamos como el año en que publicitó la azulgrana.