Por futbolrebelde.org.- Arturo Salah, es el nuevo presidente de la ANFP. Ganó con apoyo de los principales clubes de Primera A, tras unas elecciones que no buscan otra cosa que limpiar la imagen de la asociación como ente corrupto y revalidarse ante la opinión pública con un solo gran objetivo, la perduración y profundización del modelo de fútbol privatizado que llena los bolsillos de los empresarios ligados a los que alguna vez fueron clubes que promovían de forma clara el rol social del deporte.
“Cambian los payasos pero el circo sigue”, es el nombre del disco de una banda punk chilena muy futbolera, “Los Miserables”, que vio la luz en plena época de consenso neoliberal a mediados de los 90, donde las elecciones presidenciales y parlamentarias eran el balón de oxigeno para un sistema que desde sus condiciones objetivas hacía agua por todos lados. El ofertón de la época era por supuestos cambios, siempre en la medida de lo posible y sin tocar los intereses de la oligarquía trasnacional y financiera, cambios que a la fecha nunca se produjeron.
En el caso de las elecciones de la ANFP, sucede algo similar y emulable, votar y cambiar la plana mayor para que todo siga igual, sin tocar intereses de los que tienen al fútbol en esta crisis de legitimidad y ética, producto de la codicia y la ambición sin límites de los empresarios dueños de nuestros clubes, pero sobre todo porque en nuestro país opera esta lógica de mercantilizar todo, inclusive las promesas de transparencia y ética. Ahí entra la figura de Salah.
En las elecciones compitieron dos listas que nunca dijeron que proponían para el fútbol chileno, más allá de las típicas declaraciones de buenas intenciones, aseo profundo y transparencia.
Claramente una representaba el consenso neoliberal -la de Salah- y la de Milad era una especie de continuidad y de salvavidas para los dirigentes de las viejas prácticas truchas, entre estos, un personaje -Miguel Nasur-que a pesar de su turbiedad, ha logrado mantenerse ligado al fútbol en los tiempos pasados y los actuales del fútbol privatizado.
La directiva ganadora buscará a partir de criterios tecnocráticos, resolver problemas políticos que tienen que ver con esta idea de monopolización y acumulación de dinero que el capitalismo potencia. En entrevista a Cooperativa, Arturo Salah planteó una frase que indica la misma línea de la ministra del deporte: “Las corporaciones sin fines de lucro, otras asociaciones deportivas, no solo la ANFP, tienen gobiernos que no existen”, dijo Salah. Mientras la ministra Natalia Riffo, planteaba en una entrevista con La Tercera que como gobierno “queremos establecer un nuevo trato con el fútbol”.
Las ininteligibles y poco concretas declaraciones en ningún caso apuntan a promover cambios hacia lo popular, en la institucionalidad mercantilizada del fútbol profesional chileno, que es el problema político, la contradicción principal de un fútbol y un gobierno que van a contracorriente de diversos movimientos sociales y la amplia mayoría del pueblo que exige que salud, educación, vivienda, pensiones, deporte y recreación sean garantizados como derechos sociales, y no dependientes de las lógicas financieras.
Al contrario las intenciones de la “nueva” ANFP y del gobierno dan a entender que buscan profundizar el modelo de SADP, donde ya se habla de privatizar la misma ANFP. El grupo de Arturo Salah, no lo dice, pero lo piensa.
Arturo Salah, el camaleón del fútbol
Arturo Salah es un personaje extraño, ha sabido moverse dentro del fútbol en diferentes escenarios y con distintas camisetas. Ingeniero egresado de la UC, nacido futbolísticamente en el club cruzado, posteriormente jugador de la U y supuestamente identificado con estos colores, termina siendo entrenador de Colo Colo, a fines de los años 80.
Luego, es parte del proceso de “La Nueva U”, encabezado por el doctor René Orozco, en el año 1992. Vuelve a la “U”, en época de la quiebra y privatización del club (2007). Hace poco fue elegido como la figura de consenso para presidir Blanco & Negro, y sacar a Colo Colo de la crisis que implican varios años de fracasos deportivos. En el presente, es convocado como el salvador de la ANFP y el fútbol chileno.
Todo esto en el ámbito futbolístico-administrativo. Pero, ¿Qué figura representa Salah en lo político-económico? Para ello tenemos que conocer su historia no ligada directamente al fútbol profesional.
Arturo Salah encabezó Chiledeportes (posterior Instituto Nacional de Deportes, IND y actualmente Ministerio del Deporte) entre los años 2001 y 2003, periodo en que se generaron las condiciones para que el futbol profesional se devaluara, los clubes se desfinanciaran y sus socios se desmovilizaran, mientras desde la prensa -Guarello incluído- y el gobierno se promovía la que sería la posterior Ley de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales, bajo le maquillaje de la modernización del fútbol.
Detrás de la figura de consenso y supuesta altura moral de Salah se encuentra un objetivo concreto del mundo empresarial ligado al fútbol, sostener el modelo de fútbol privatizado y mantenerse en clubes que de no existir la ley de SADP, dichos empresarios jamás habrían podido llegar a sus presidencias.
Con el caso de Salah se observa una práctica típica del neoliberalismo. La de instalar operadores políticos en los gobiernos que generen condiciones para sacar leyes favorables a los intereses empresariales, cuya devuelta de mano se viene posteriormente con la contratación de estos mismos “servidores públicos” en el mundo privado, con sueldos millonarios y múltiples garantías. Eso pasó con Salah, como directivo de Blanco & Negro, como antes pasó con muchos personeros de los gobiernos que terminan trabajando en el empresas privadas con negocios en recursos estratégicos del país (Penta, SQM, Telefónica, Endesa, etc).
Lo que viene ahora es un periodo de desahogo para el fútbol negocio, donde los más ingenuos confiarán en la capacidad de Salah de limpiar las manzanas podridas de la ANFP, pero el problema es otro, la propiedad de los clubes. Si pegamos aquí, es donde el modelo mercantil del fútbol neoliberal se debilitará, no pidiendo más espacios de participación y democracia en las concesionarias, donde estás nos obligan a jugar su juego y donde no podremos aspirar a ser más que la voz disidente dentro de este directorio. La pelea a dar porque los clubes deban ser controlados sí o sí por sus organizaciones de socios e hinchas.
Para terminar, planteamos lo que venimos diciendo hace tiempo, sólo la lucha organizada y transversal de las organizaciones de socios, exsocios e hinchas de los clubes sociales y deportivos, articulados con otros sectores sociales, por la derogación de la Ley de SADP, el regreso de los clubes a sus socios y una garantización del deporte y la recreación como derechos sociales, enfocados en fines comunitarios, críticos y transformadores, nos llevará no sólo a recuperar el fútbol para el pueblo, sino también a recuperar la dignidad como amantes del deporte más lindo del mundo.