Por Revista Un Caño.- Los clubes como sociedades anónimas fueron un fracaso en todo el mundo, sin embargo, desde el estado y desde sectores de la AFA buscan implementarlo en Argentina.
“En 2001 fue mi fracaso político más grande. Mi proyecto de crear Sociedades Anónimas Deportivas perdió por paliza en la votación del comité ejecutivo de la AFA, 38 a 1, el único voto a favor fue el mío”. Mauricio Macri tiene una idea fija. Hace quince años era el presidente de un Boca ganador al que el resto de los dirigentes miraba de reojo por su origen en el mundo empresarial, lejos del deporte. Hoy la cosa es muy diferente. Está sentado en el sillón de Rivadavia y tiene el poder para poner en marcha un plan que puede ser nefasto para el fútbol argentino.
Las razones para que los clubes sigan siendo de los socios son muchas y muy variadas, pero hay una principal: la función social del fútbol. Aunque muchos quieran convencer a la comunidad de que el juego más popular del mundo hoy no es más que un negocio muy valioso, los pueblos siguen expresándose a través de el. Y los clubes son el ámbito de contención para cientos de miles de personas. No es difícil pensar que cuando dejen de ser asociaciones civiles, también dejarán de cumplir ese rol cultural y social que es indispensable.
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