Por Emilio Delgado.- A menudo, cuando hay un evento futbolístico importante, las redes sociales se llenan de mensajes de activistas de izquierda que tachan a quienes bramaban el día anterior con el partido, de falta de compromiso político, de atolondramiento o de dejarse manipular sin el más mínimo sentido crítico, de ser, en definitiva, una caterva de paletos.
Cierto es, que la industria del fútbol ha convertido este deporte en un negocio, que tiene unas funciones claras de alienación y control social y que el poder lo impregna de valores ideológicos insoportables para cualquier persona progresista (nacionalismo rancio, españolismo, capitalismo y espectáculo, apoyo a la monarquía, machismo, utilización de los sentimientos identitarios nacionales, interclasismo, etc…), aunque no de manera muy distinta a como lo hace en otros campos como el cine, la televisión o la música, que no por casualidad en los cuarenta principales suenan Andy y Lucas en lugar de Riot Propaganda.
n día dije que había un fútbol de izquierda y otro de derecha. Los más generosos, los más artistas, los más cultos siempre fueron de izquierda, siempre estuvieron más cerca de mí que lo otro, el mercado. Un fútbol generoso, abierto, comprometido con la gente, el orgullo de la representatividad, el orgullo de la pertenencia... todo eso que pregono me suena más a la izquierda que a la derecha. Después hay otro fútbol, al que no le importa la gente, solamente le interesa el resultado. Cesar Luis Menotti