Se cumplen este 120 años de la presentación, por primera vez, de la ikurriña en Euskal Herria. Fue el 14 de julio de 1894 cuando Ciriaco de Iturri, junto a Luis y Sabino Arana, izaron la bandera de los vascos. El histórico acto tuvo lugar en Bilbao, en la calle Correo.
Pero fue el 5 de diciembre de 1976 en que la ikurriña tuvo su mayor reivindicación en el fútbol. Ese día Atocha estalló de emoción. Iribar, capitán del Athletic de Bilbao, y Kortabarria, que portaba el brazalete en la Real Sociedad, salían al viejo campo donostiarra portando una ikurriña, una bandera prohibida en aquellos momentos en los que Euskal Herria reclamaba libertad con más fuerza que nunca. Los dos grandes equipos vascos se convertían en los estandartes de la bandera que representaba la identidad reprimida. Unos tipos vestidos con pantalones cortos y camisetas a rayas enseñaban lo que nadie se atrevía. Los ‘grises’ no dispararon. Comenzaba una nueva era.
La idea de retar a las autoridades con la bandera ‘maldita’ fue de Josean de la Hoz, modesto jugador de la Real que ese día no iba convocado: el vestuario txuri urdin aceptó, se lo comunicó a los jugadores del Athletic y éstos decidieron secundar la acción. La hermana de De la Hoz cosió la ikurriña, él la llevó al campo (de camino le paró la policía y le registró el coche, pero no se la encontraron) y, de calle, entró en el césped y se la dio a Kortabarria. De la Hoz aparece en la mítica foto de los capitanes detrás de la bandera, tapado por ella, vestido con unos pantalones vaqueros.
En 2010, recordaba lo ocurrido en una entrevista en “Noticias de Gipuzkoa”: “Kortabarria e Iribar se quedaron allí, pero yo tenía que volver a vestuarios y los dos policías nacionales me dijeron algo así como que eso no iba a quedar impune. Con la ikurriña no sé qué pasó, si te digo la verdad. La cogería algún jugador. No nos la quitaron, porque ahora está en el museo”, señalaba. Y, sobre todo, situaba la acción en el contexto: “Era el año 1976, no había cuajado la democracia, estábamos en esa época de transición y el pueblo vasco estaba luchando por sus reivindicaciones. Nosotros también éramos el pueblo y teníamos que hacer algo para reivindicar los derechos del pueblo vasco”.
Cuando se retiró del fútbol, De la Hoz Uranga se convirtió en abogado. Públicamente era conocido como el abogado de Herri Batasuna. En 1987,medió en el secuestro por parte de ETA del empresario vasco Andrés Gutiérrez Blanco. En 1994, la Audiencia Nacional consideró probado que De la Hoz no sólo había mediado, sino que había “actuado como mandatario de los etarras secuestradores”, según decía la sentencia, para cobrar los 190 millones de pesetas (1,15 millones de euros) del rescate. Le condenó a ocho años de cárcel por colaboración con banda armada y detención ilegal.
El abogado solicitó el indulto y solamente estuvo seis meses en prisión. Tras 15 años de trámites y esperas, en enero de 2009 el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero lo dejó libre. Hoy sigue regentando su despacho en San Sebastián.
Autor: Quique Peinado
Contextualización: Fútbol Rebelde