Uno es vendedor ambulanteindocumentado y el otro estrella del fútbol. Sin embargo, no están tan lejosel uno del otro.Pamplona, Barakaldo, Euskal Herria, África, colores de piel, y muchas personas que se articulan alrededor del gusto por el fútbol. Uno en SanMamésesuno de los favoritos; el otro, querido y respetado por los vecinos de la Txantrea, donde todo el barrio le arropa como si fuera parte de todas sus cuadrilla, más ahora que corre el riesgo de ser deportado.
Desde estas semejanzas se genera esta conversación solidaria, entre Iñaki Williams y Cheikhouna. Porque, si alguien en la plantilla del Athletic sabe lo que es vivir en sus propias carnes las dificultades de dejar tu país de orígen e irte lejos en busca de un futuro mejor, ese es Iñaki. Sus padres exiliados de Liberia a Ghana por la guerra, se conocieron en un campo de refugiados. Desde allí huyeron a Europa hace dos décadas cuándo llegaron a Barakaldo.
Pese a que cada historia es diferente, la de Cheikhouna Dieng no le anda lejos. Marchó de Senegal en una patera y se situó en el barrio obrero iruindarra (pamplónica) de la Txantrea, dónde sobrevivía vendiendo ropa por los bares, hasta que la policía le detuvo por no tener papeles. Sobre él pesa una órden de expulsión y su barrio le apoya incondicionalmente. Han hecho, entre otras cosas, una concentración frente al juzgado para mostrarle su apoyo, donde fue acompañado por más de mil personas.
Pregonan ideas socialistas, se multiplican las banderas con la imagen del Che Guevara, sus jugadores salen al campo de juego con música de AC/DC y en la platea hay un cartel con un mensaje que pega directo en la historia alemana. “No hay fútbol para los fascistas”, dice. Por algo, cada 27 de enero conmemoran la liberación de Auschwitz. Sankt Pauli, ahora en segunda división, es conocido por su rebeldía y por su apoyo a diferentes causas, por lo que no sorprende la última noticia que llega desde Hamburgo: el club empezó a juntar fondos para la organización “Seawatch”, que colabora en el rescate de refugiados en peligro en el Mar Mediterráneo.
En días donde nuevos naufragios aumentan la lista de fallecidos africanos que mueren intentando llegar a Europa, desde St. Pauli prefirieron ayudar y responder a lo que califican como “una catástrofe humanitaria”. Según anunciaron en el sitio oficial, las donaciones para “Seawatch” se pueden hacer en Kiezhelden.com, una página de crowdfunding (se utiliza para hacer pequeños aportes para diferentes proyectos) y eso asegura que el cien por ciento de lo donado vaya directo al proyecto. La embarcación de la organización proporcionará asistencia humanitaria a los refugiados en la zona marítima entre Malta y la costa de Libia.
El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. Eduardo Galeano