Después de la tempestad siempre llega la calma. Tras una semana de intensos bombardeos en la Franja de Gaza, la normalidad parece asentarse nuevamente en este pequeño territorio dejado de la mano de Yahvé y de Alá. Una tregua firmada por Israel y la organización radical Hamás que bien vale un respiro. Los familiares de las 166 víctimas palestinas —civiles en su mayoría— lloran a sus muertos al tiempo que reconstruyen lo que queda de sus hogares. Sin saber que su futuro depende de unos barbudos radicales obsesionados con la religión y de un puñado de misiles lanzados por el odio visceral, los niños pasean sus elásticas de Cristiano, Messi o Chicharito mientras patean un balón entre escombros que una vez fueron sillas, pupitres y pizarras. Pero su héroe, sin embargo, poco tiene en común con las estrellas mediáticas que iluminan el Viejo Continente.
Emotiva acogida al futbolista palestino Mahmud Sarsak, puesto en libertad por Israel tras tres años de encarcelamiento sin cargos.
A su llegada a la franja de Gaza, familiares y amigos le han recibido con flores y algarabía antes de su traslado al hospital de Shifa. Sarsak ha estado en huelga de hambre durante más de 90 días lo que le ha causado severos daños físicos.
“No esperábamos que Mahmud fuese liberado, señala Wafa Sarsak, hermana del jugador. Gracias ha Dios está libre, espero que todos los prisioneros sean liberados.”
La FIFA y el sindicato mundial de futbolistas pidieron públicamente a Israel la liberación de Sarsak.
“Sarsak ha ganado esta última batalla, asegura Issa Qaraqe, Ministro encargado de asuntos de prisioneros. Estuvo en huelga de hambre durante más de 90 días y ha llevado adelante una batalla legal contra ese tipo de detención absolutamente ilegítima e ilegal.”
El futbolista profesional fue detenido en Israel en julio de 2009 cuando salía por Erez, e iba a ser contratado por el club de fútbol cisjordano Balata. La Ley permite a Israel arrestar indefinidamente a palestinos sin cargos.