Por Cristobal Bley.- Como se sabe, el de hoy no es el primer partido entre Chile y Australia en un mundial. Hace 40 años, cerrando el grupo A, la Roja del Zorro Álamos guardaba cierta esperanza de clasificar a segunda fase. Tenía que ganarle a los australianos y esperar que, como luego lo haría la historia, los alemanes capitalistas derrotaran a sus compatriotas comunistas. Ninguna de esas cosas pasó.
El partido fue fome. Cero a cero. Australia se defendió bien y Chile atacó mal. A pesar del retorno de Caszely —el primer jugador en ver la tarjeta roja en la historia de los mundiales, en el debut—, la Selección no pudo. En el segundo tiempo, aparte, se largó un diluvio que inundó al Olímpico de Berlín y el partido se transformó en un desperdicio total.
Mientras permanecieron concentrados, la Asociación Central les prohibió a los jugadores chilenos dar entrevistas con medios extranjeros. Nadie podía hablar. Tampoco leer los diarios —¿el Pollo Véliz sabía alemán?— ni escuchar la radio. Estaban encerrados, sin contacto exterior: la idea era mostrarle al mundo que no había nada que mostrar, que Chile era un país en paz, donde los defensas eran altos, los delanteros rápidos y se escuchaba a los Huasos Quincheros.
Hace unas semanas la FIFA negó la solicitud de la Federación de Fútbol de Chile de cambiar la fecha del partido ante Colombia, previsto para este martes 11 de septiembre, por las eliminatorias al Mundial. En la fecha se conmemora en el país austral el aniversario del golpe militar de Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende, y suele haber fuertes protestas.
La FIFA desestimó la solicitud argumentando mantener la “equidad deportiva” y la imposibilidad de afectar el calendario internacional previamente estipulado. La máxima autoridad del deporte más popular del mundo ignoró las implicaciones de la fecha, como también lo hizo en ese 1973 que se recuerda.
El 11 de Septiembre se conmemora la dignidad. Un día como hoy en 1973 ocurrió el golpe de Estado a Salvador Allende en Chile por parte de la junta militar en cabeza de Augusto Pinochet, un lacayo del imperio americano.
Este golpe de Estado acabó con la primera experiencia democrática y de elección popular de un gobierno Socialista y abrió paso a la bota militar en Latinoamérica para salvaguardar el modelo neoliberal en la región y reprimir todas la expresiones políticas disidentes.
Bajo este contexto de sangre, muerte, persecución y tortura. La selección Chilena se jugaría la clasificación al Mundial de Fútbol de 1974 a realizarse en Alemania frente a la Unión Soviética. El partido de ida se realizó el 26 de septiembre – dos semanas después del golpe militar- en el Estadio Lenin de Moscú, este partido quedo (0-0). Después del empate sin goles, la clasificación debía jugarse el 21 de Noviembre en Santiago de Chile en el Estadio Nacional. Este partido de vuelta pasaría a la historia del fútbol por ser el único partido de una eliminatoria mundialista que se desarrollaría con un solo equipo en la cancha.
El 21 de noviembre de 1973 estaba previsto el partido de clasificación al mundial de fútbol entre las selecciones de Chile y la Unión Soviética. El golpe fascista de Pinochet tuvo lugar el 11 de septiembre, unos meses antes. Las consecuencias inmediatas de aquel hecho fueron terribles: asesinatos, torturas, desapariciones etc.
En la ida, en el Estadio Lenin de Moscú, el duelo entre ambas selecciones acabó en tablas (0-0). Aunque fue unos días después del golpe, no había trascendido el alcance de éste. El 21 de noviembre ya había noticias de lo que había supuesto el golpe: asesinatos, torturas, desapariciones y demás formas de violencia contra la militancia de izquierda. El papel que jugó el Estadio de Chile en el golpe, hacía indigno ese lugar para disputar el partido de fútbol. El gobierno fascista de Pinochet lo haría pasar a la historia y no por el fútbol desgraciadamente.